14/2/11

PARA ORAR: del 14 al 20 de FEBRERO

Lunes, febrero 14, 2011
Santos Cirilo, monje y Metodio, Obispo (Memoria)

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Génesis 4:1-15, 25
Salmo 50:1, 8, 16-17, 20-21
Marcos 8:11-13

Los fariseos piden señales, no para creer en Jesucristo sino para ponerle a prueba. Esa falta de fe y esa falta de pureza en la intención hacen que el Maestro sufra en lo más profundo de su ser. A Jesucristo le duele, realmente, nuestra falta de fe, puesto que la fe es la respuesta del hombre a Dios; es dejar las seguridades humanas para abandonarnos en las manos de la providencia divina; es encontrar su rostro amoroso en la obra de la creación; es vivir con los pies bien puestos sobre la tierra pero con el corazón fijo en el cielo. En definitiva, la fe es experimentar la continua presencia de Dios en nuestra vida. Jesucristo nos enseña que la fe auténtica está por encima de lo extraordinario y que se acrecienta en los problemas cotidianos.

Para reflexionar:

· ¿Me parezco a los fariseos que necesitan pruebas para creer en Jesús, o por el contrario, confío en Jesús?

· ¿En qué cosas o personas descubro a Jesús?

Propósito:

· Pediré a Dios que me aumente la fe.

Martes, febrero 15, 2011

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Génesis 6:5-8; 7:1-5, 10
Salmo 29: 1-4, 3, 9-10
Marcos 8:14-21


Jesús nos habla de la “levadura de los fariseos” que se traduce en la dureza de corazón y en la hipocresía. Jesús desaprueba la actitud de falsedad y el afán de hacerse notar, la idea de creerse justos, etc.


Pero con la alusión a la levadura, también nos llama el Señor a crear nuevas formas de ser levadura del Evangelio en el mundo. La levadura parece poca cosa, pero tiene una fuerza increíble para transformarlo todo. Los Gosp somos un pequeño grupo, dentro de la Iglesia, que desea extender el Reino del Cristo a través de nuestras cinco consignas (Ora, comulga, sacrifícate, ama a María y se apóstol). Si vivimos con alegría nuestros compromisos, conseguiremos ser como la levadura.


Para reflexionar:

· ¿Vivo las consignas?

· ¿qué puedo hacer para mejorar y ser levadura?

Propósito:
- Ofreceré algo que me cueste por los que no tienen fe.

Miércoles, febrero 16, 2011

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Génesis 8:6-13, 20-22
Salmo 116:12-15, 18-19
Marcos 8:22-26

Acerquémonos de rodillas a contemplar el corazón de Jesús. Un corazón lleno de entrañas de misericordia; paciente y benigno para con todos. Un corazón colmado de ternura, de amor y de perdón. Estamos ante el corazón que pasó haciendo el bien a todos, ante Aquel que hizo que los ciegos adquiriesen la vista y que los cojos caminasen, que los muertos resucitasen…, acerquémonos a ese corazón y digámosle: "¡Haz que pueda ver!". Dile a Cristo: "Reconozco que estoy necesitado de salvación. Haz que vea el pecado que me encadena, pero sobre todo, Señor, haz que vea tu gran amor, tu inmensa misericordia. Abre mis ojos a la luz de la fe, para que ella ilumine siempre el camino de mi vida".

Para Reflexionar:

· ¿Qué cosas hacen que no vea a Jesús?

· ¿Qué puedo hacer para verle mejor?

Propósito:

· Hablaré a alguien de Jesús.

Jueves, febrero 17, 2011

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Génesis 9:1-13
Salmo 102:16-21, 29, 22-23
Marcos 8:27-33

Pedro no podía entender que el Mesías pudiera acabar en una cruz. Así que no lo pensó dos veces, y trató prontamente de convencer al Señor. La historia de Pedro se repite en nuestras vidas. Creemos en Jesús, intentamos seguirle de cerca, le confesamos como nuestro Salvador…, pero cuando aparecen las dificultades, cuando tenemos que padecer un poco por el Señor, entonces reaccionamos, incluso nos rebelamos, queremos convencerle de lo buenos que ya somos y de lo inconveniente que nos resulta la cruz. ¿Qué hizo el Señor con Pedro? Jesús no lo echó del círculo de sus discípulos. Así es Dios. Él nos da siempre una segunda, una tercera e infinitas oportunidades. Jesús sigue confiando y esperando en nosotros.

Llevemos de nuevo el diálogo entre Jesús y Pedro a la vida de cada uno. Escucha. Jesús te interroga y te pregunta cómo es tu fe en Él. ¡Digámosle que queremos ser sus apóstoles generosos, que estamos decididos a seguirle por el camino de la cruz!

Para reflexionar:

· ¿Quién es Jesús para ti? (Contesta esta pregunta escribiendo una carta a Jesús.)

Propósito:

- Hoy aceptaré con alegría lo que me ocurra.

Viernes, febrero 18, 2011

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Génesis 11:1-9
Salmo 33:10-15
Marcos 8:34 -- 9:1

Jesús es exigente. Él lo pide todo porque puede dárnoslo todo. Más aún, Él nos lo ha dado ya todo. En la cruz se ha manifestado su amor gratuito y misericordioso. En este pasaje Jesús nos recuerda cuál es el examen que nos revela si tenemos un amor verdadero por Él: "cargar con la propia cruz". Esto no significa buscarse sufrimientos. Cristo mismo tampoco buscó su cruz en sentido masoquista. Jesús aceptó la cruz que los hombres le pusieron sobre sus espaldas. Así, el Señor no viene a darnos más cruces, o a aumentarnos las que tenemos. Más bien, Jesús viene a darnos un sentido para cargar con amor y alegría nuestras pequeñas cruces. Llevemos nuestra cruz con alegría, con el amor con que se ama lo propio; pero no nos conformemos con eso, ¡ayudemos a muchos otros a llevar la suya!

Para reflexionar:

· ¿Hay en mi vida alguna cruz que me cuesta acepta (mis complejos, mis limitaciones….)?

· ¿Cómo puedo demostrarle a Jesús que quiero seguirle?

Propósito:

· Cuando algo me cueste, pensaré todo lo que Jesús ha hecho por mí y no quejaré.

Sábado, febrero 19, 2011

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Hebreos 11:1-7
Salmo 145:2-5, 10-11
Marcos 9:2-13

Jesús nos toma este día, como llevó a Pedro, a Santiago y a Juan. Nos invita a subir con Él al monte alto de la oración, porque quiere transfigurarse ante nosotros.


Meditemos en cómo los tres apóstoles habían pasado mucho tiempo con Jesús, pero se habían quedado en las apariencias, en la humanidad del Señor; aquel día sus ojos se abrieron y lo conocieron más profundamente. Así nos sucede también a nosotros, acudimos a la oración, pero raramente logramos hacer una experiencia intensa del Señor. Pidámosle ahora al Señor que nos dé un conocimiento más profundo de Él, que nos conceda este don, como lo hizo con Pedro, Santiago y Juan.


En esto consiste la vida cristiana: en abrir los ojos del alma y contemplar continuamente el rostro de Cristo. Hay que vivir mirando a Cristo y teniendo en cuenta cada una de sus palabras. El recuerdo de su vida entregada por nosotros nos ha de acompañar en todo momento.
Por último, la contemplación de Cristo debe culminar en nuestra propia “transfiguración”. Es decir, debemos salir de la oración configurados con Cristo. Revestidos de Cristo en pensamientos, palabras y obras.

Para reflexionar:

· Los cristianos estamos llamados a parecernos cada vez más a Cristo. ¿En qué me parezco?

· ¿Buscos ratos de oración para conocer mejor a Jesús?

Propósito:

- Para parecerme más a Cristo, hoy evitaré discutir.

-

Domingo, febrero 20, 2011
Séptimo Domingo del tiempo ordinario

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:

Levítico 19:1-2, 17-18
Salmo 103:1-4, 8, 10, 12-13
I Corintios 3:16-23
Mateo 5:38-48

Sólo cuando el Señor vive en nuestra alma estamos en condiciones de descubrirlo en los demás. Dios cambia nuestra mirada. Dios nos hace ver al otro, no ya como un rival, como un enemigo, como alguien a quien le guardamos rencor o simplemente como a uno que no nos simpatiza, sino como otro hijo de Dios. El trato que damos a los demás depende esencialmente del trato que damos a Dios. Si Dios es lo primero en nuestra vida, si hablamos con Él y seguimos sus inspiraciones, etc., entonces eso se refleja inmediatamente en el trato con nuestros hermanos. Esto no siempre es fácil. A veces nos resulta difícil apreciar la presencia de Dios en quien nos ha hecho, según nuestro punto de vista, algún mal. Aún así, cuanto más habite Dios en nosotros, más caritativo se hará nuestro corazón. Para respetarnos y servirnos unos a otros necesitamos reconocer que tenemos un mismo Padre que nos ama por igual. Busquemos, por tanto, tratar a todos como al mismo Cristo, especialmente cuando nuestro prójimo sea muy diferente a nosotros.

Para reflexionar:

· ¿Cómo miro a las personas que me rodean?

· ¿Hay alguna persona a la que no mire “con buenos ojos”?

· ¿Qué me pide hoy Jesús?

Propósito:

- Buscaré en las personas que me rodean las cualidades buenas que tienen

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