27/3/11

ORAR EN CUARESMA

Lunes, marzo 28, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

II Reyes 5:1-5
Salmo 42:2-3; 43:3-4
Lucas 4:24-30



El pobre es el egoísta. "Hay diversas clases de pobreza -cuenta la madre Teresa de Calcuta-. En la India hay gente que muere de hambre. Un puñado de arroz es precioso, valiosísimo. En los países occidentales, sin embargo, no hay pobreza en ese sentido. Nadie muere de hambre y ni siquiera abundan los pobres como en la India... Pero existe otra clase de pobreza, la del espíritu que es mucho peor. La gente no cree en Dios, no reza, no ama, va a lo suyo... Es una pobreza del alma, una sequedad del corazón que resulta mucho más difícil de "remediar".

¿Puedes tener tú esa pobreza? Pídeles a Jesús y a María que nunca caigas en esa pobreza de espíritu; que te ayuden a quererles cada día más y a acudir a ellos ante cualquier necesidad, y que te ayuden a querer a los demás. ¡Jesús, María, que no olvide rezar ni por la noche ni al levantarme! Que sea generoso: porque el verdaderamente "pobre" es el egoísta.

Continúa hablando a Dios con tus palabras

Propósito: Perdonaré sinceramente a aquellos que hoy me puedan causar alguna molestia o incomodidad, sin hacerles notar que me ofendieron.

Martes, marzo 29, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Daniel 3:25, 34-43
Salmo 25:4-9
Mateo 18:21-35

Confesiones descuidadas. Cuentan que un obrero había encontrado un billete de mil dólares; no le llamó mucho la atención porque en América los billetes son iguales aunque tengan más valor y aquel papelito no le impresionó demasiado. Se lo guardó en un bolsillo, varios días más tarde, al pasar por un Banco, entró a preguntar cuánto valía.
Casi se desmaya cuando se lo dijeron, pues la suma equivalía a tres meses de su jornal...
No es raro encontrarse con gente que no sabe lo que tiene; puede ser un cuadro de un pintor famoso, un objeto antiguo, unas monedas raras, unos sellos valiosísimos... Cuando nos enteramos, solemos sentir una especie de envidia. No se nos ocurre pensar que nosotros también tenemos un tesoro que quizá no apreciamos: El Sacramento de la Penitencia. Tal vez al recibirlo frecuentemente y sepamos que no sólo sirve para perdonar los pecados graves, sino también los leves; que aumenta la gracia santificante y nos proporciona una gracia especial para rechazar las tentaciones... Sin embargo, a lo mejor nos parece que no nos aprovecha demasiado, que no nos hace mejores; que nos acusamos una y otra vez de los mismos pecados, inútilmente... Si eso pensamos, lo más probable es que nuestras confesiones no sean buenas. La Penitencia es un sacramento que Jesús pagó con su vida. Debemos cuidar todo lo que tiene que ver con la confesión.

¿Hago bien el examen? ¿Pido perdón con dolor? ¿Digo los pecados en concreto y también los veniales? ¿Hago propósito de no volver a cometerlos? ¿Cumplo la penitencia?
Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Propósito: Haré un acto de servicio a alguien sin que se dé cuenta. Sólo lo veremos Dios y yo.

Miércoles, marzo 30, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Deuteronomio 4:1, 5-9
Salmo 147:12-13, 15-16, 19-20
Mateo 5:17-19


Desagravio. ¡Señor perdónales porque no saben lo que hacen! Estas fueron casi las últimas palabras que Jesús dijo antes de morir en la Cruz. Dios perdona siempre que le pedimos perdón, pero desafortunadamente no todos los hombres tienen la costumbre de pedir perdón y de terminar con cosas o actitudes que ofendan al Señor. Ese cine que proyecta películas desaconsejadas, una conversación salida de tono, cuando se leen noticias en las que se informa de alguien que asesina o secuestra, cuando te enteras de alguien que roba o engaña, cuando pasas por delante de uno de esos sitios en los que se ofende a Dios, ¿te acuerdas de pedir perdón por esa gente que no sabe lo que hace? ¡Jesús perdónales porque no se dan cuenta!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de o que has leído. Después termina con la oración final.

Propósito: En vez de escuchar música, dedicaré un buen tiempo para conversar con mis familiares o mis amigos.

Jueves, marzo 31, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Jeremías 7:23-28
Salmo 95:1-2, 6-9
Lucas 11:14-23

Héroes anónimos. "Soy consciente, rezaba Newman, de que a pesar de mis faltas, deseo vivir y morir para gloria de Dios. Deseo entregarme completamente a Él como instrumento suyo para la tarea que quiera y a costa de cualquier sacrificio personal".
Hoy puedes hacer tuya la oración de Newman, converso inglés que tanto hizo por la Iglesia de su país: ¡Señor, aunque no valga nada, aquí estoy para hacer, por Ti, lo que quieras!
Te copio parte de un artículo de B. Tierno y te animo a que quieras ser, haciendo favores "normales", un héroe anónimo: "Jamás pensé que estar en contacto con la enfermedad y el sufrimiento de los demás podría hacerme tanto bien. Estando de camillero en Lourdes, una señora, medio ciega y sin piernas, rezaba el rosario. Como advertí preocupación en su rostro, le pregunté qué le apenaba. Ella me respondió: "Me entristece este pobre hombre de la camilla de al lado". Se me hizo un nudo en la garganta y pensé, ¡Dios mío! Ella sí que está físicamente mal y, sin embargo, no piensa en sí misma.

Esta aleccionadora experiencia me la contaba hace unos días en San Sebastián el propio protagonista, Luis, un hombre de mediana edad que, desde hace años, junto con su esposa, asiste como camillero voluntario a los enfermos que peregrinan a Lourdes. Tantas personas anónimas, la mayoría donantes de sangre, como Luis, que no desaprovechan la menor ocasión que se les presenta para ayudar según sus posibilidades, son héroes anónimos.

Tú nos explicaste que lo que hacemos con los demás lo hacemos contigo. Por eso trataré de ser generoso, Jesús, con los demás. En concreto estos días de Cuaresma procuraré hacer muchos favores. Recuérdamelo, por favor, y que sepas que los haré por amor a ti y a ellos. ¡Cada día, al menos, un buen favor!

Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Propósito: Hoy usaré internet solamente para aquellas cosas relacionadas con mis estudios o trabajo.

Viernes, abril 01, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Oseas 14:2-10
Salmo 81:6-11, 14, 17
Marcos 12:28-34


Acción de Gracias. Como sabes, cuando comemos algo, durante un rato sigue siendo lo que es, pero pasado un tiempo pierde su identidad y lo convertimos en organismo de nuestro cuerpo. Por eso, después de comulgar y por un tiempo aproximado de diez minutos, tenemos a Jesús dentro de nosotros, al mismo que convertía el agua en vino, que sanaba a ciegos y cojos, al mismo que murió clavado en la Cruz para perdonarnos de nuestros pecados. Por eso, ¿por qué no aprovechas al acabar la Misa para quedarte un rato sentado hablando tranquilamente con Él, que está físicamente dentro de ti? Es el mejor momento para darle gracias por todo lo que te ha dado en tu vida, para pedirle por tus familiares y amigos, para pedirle perdón por tus pecados y para pedirle que te ayude a sacar adelante aquellas cosas que necesitas.

¡Gracias, perdón y ayúdame más!


Continúa hablándole a Dios con tus palabras

Propósito: Buscaré descubrir a Dios en todo, usando con naturalidad formas como: «gracias a Dios», «si Dios quiere», «que Dios te bendiga», «que Dios te pague».

Sábado, abril 02, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Oseas 6:1-6
Salmo 51:3-4, 18-21
Lucas 18:9-14


Saludar Sagrarios. Muchos decían a santa Teresa que les hubiese gustado vivir en los tiempos de Jesús. Ella les respondía que no entendía bien por qué, pues poca o ninguna diferencia había entre aquel Jesús y el Jesús que está en el Sagrario.
Dale gracias por haberse quedado. Pero dáselas con obras. Cada vez que haces una genuflexión delante del Sagrario, que la hagas bien y diciéndole por dentro: ¡te amo, Jesús; gracias! Que comulgues bien preparado y muchas veces, siempre que te sea posible. Que le visites todos los días...

Si cuando realizas un viaje en coche, en metro, en autobús, te fijaras en la cantidad de iglesias que dejas por el camino, te darías cuenta de que el Señor está en muchos sagrarios que te pasan desapercibidos. Pero no hace falta irse de viaje. Tenemos al Señor muy cerca de nosotros: en el oratorio del colegio, en la iglesia que podamos tener al lado de casa...

Te recomiendo un propósito: cada vez que pases cerca de una iglesia dile al Señor en el sagrario: ¡Jesús, sé que estás ahí!; o le puedes rezar una comunión espiritual: Yo quisiera, Señor, recibiros, con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Propósito: Antes de cada comida bendeciré los alimentos.

Domingo, abril 03, 2011
Cuarto Domingo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:

I Samuel 16:1, 6-7, 10-13
Salmo 23:1-6
Efesios 5:8-14
Juan 9:1-41 o Juan 9:1, 6-9, 13-17, 34-38


Dolor de los pecados. ¿Qué crimen tan brutal ha cometido este hombre, que ha tenido que pagarlo con una muerte tan horrorosa? ?Preguntó un mahometano a un sacerdote refiriéndose a un crucifijo que tenía en la mesa. - Él no cometió ningún crimen -respondió éste?; era completamente inocente.

- Pues, ¿Quién lo clavó en este madero?

- Fuimos nosotros los hombres quienes lo hicimos con nuestros pecados ?exclamó con tristeza el sacerdote.

- Ahora comprendo - añadió lleno de compasión el mahometano? por qué tienes siempre la imagen del crucificado.

¿Has pensado alguna vez que el pecado supone volver a crucificar al Señor? El Señor espera, una vez que nos ha redimido, que le amemos con obras. Y amar a Dios supone también decirle muchas veces: ¡lo siento! Procura, cuando vayas a preparar tu confesión, pedir mucho perdón a Jesús por los pecados, y también pídele que te dé dolor por ellos, dolor de amor.

Si tienes a mano un crucifijo ahora, pue des hablar con Jesús en la Cruz comentando esto; Jesús, que no me acostumbre a verte crucificado; cada vez que vea un crucifijo trataré de acordarme de decirte: ¡Te amo!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

Propósito: Dedicaré unos 10 minutos del día para leer la Biblia.

ORAR EN CUARESMA

Lunes, marzo 28, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

II Reyes 5:1-5
Salmo 42:2-3; 43:3-4
Lucas 4:24-30



El pobre es el egoísta. "Hay diversas clases de pobreza -cuenta la madre Teresa de Calcuta-. En la India hay gente que muere de hambre. Un puñado de arroz es precioso, valiosísimo. En los países occidentales, sin embargo, no hay pobreza en ese sentido. Nadie muere de hambre y ni siquiera abundan los pobres como en la India... Pero existe otra clase de pobreza, la del espíritu que es mucho peor. La gente no cree en Dios, no reza, no ama, va a lo suyo... Es una pobreza del alma, una sequedad del corazón que resulta mucho más difícil de "remediar".

¿Puedes tener tú esa pobreza? Pídeles a Jesús y a María que nunca caigas en esa pobreza de espíritu; que te ayuden a quererles cada día más y a acudir a ellos ante cualquier necesidad, y que te ayuden a querer a los demás. ¡Jesús, María, que no olvide rezar ni por la noche ni al levantarme! Que sea generoso: porque el verdaderamente "pobre" es el egoísta.

Continúa hablando a Dios con tus palabras

Propósito: Perdonaré sinceramente a aquellos que hoy me puedan causar alguna molestia o incomodidad, sin hacerles notar que me ofendieron.

Martes, marzo 29, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Daniel 3:25, 34-43
Salmo 25:4-9
Mateo 18:21-35

Confesiones descuidadas. Cuentan que un obrero había encontrado un billete de mil dólares; no le llamó mucho la atención porque en América los billetes son iguales aunque tengan más valor y aquel papelito no le impresionó demasiado. Se lo guardó en un bolsillo, varios días más tarde, al pasar por un Banco, entró a preguntar cuánto valía.
Casi se desmaya cuando se lo dijeron, pues la suma equivalía a tres meses de su jornal...
No es raro encontrarse con gente que no sabe lo que tiene; puede ser un cuadro de un pintor famoso, un objeto antiguo, unas monedas raras, unos sellos valiosísimos... Cuando nos enteramos, solemos sentir una especie de envidia. No se nos ocurre pensar que nosotros también tenemos un tesoro que quizá no apreciamos: El Sacramento de la Penitencia. Tal vez al recibirlo frecuentemente y sepamos que no sólo sirve para perdonar los pecados graves, sino también los leves; que aumenta la gracia santificante y nos proporciona una gracia especial para rechazar las tentaciones... Sin embargo, a lo mejor nos parece que no nos aprovecha demasiado, que no nos hace mejores; que nos acusamos una y otra vez de los mismos pecados, inútilmente... Si eso pensamos, lo más probable es que nuestras confesiones no sean buenas. La Penitencia es un sacramento que Jesús pagó con su vida. Debemos cuidar todo lo que tiene que ver con la confesión.

¿Hago bien el examen? ¿Pido perdón con dolor? ¿Digo los pecados en concreto y también los veniales? ¿Hago propósito de no volver a cometerlos? ¿Cumplo la penitencia?
Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Propósito: Haré un acto de servicio a alguien sin que se dé cuenta. Sólo lo veremos Dios y yo.

Miércoles, marzo 30, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Deuteronomio 4:1, 5-9
Salmo 147:12-13, 15-16, 19-20
Mateo 5:17-19


Desagravio. ¡Señor perdónales porque no saben lo que hacen! Estas fueron casi las últimas palabras que Jesús dijo antes de morir en la Cruz. Dios perdona siempre que le pedimos perdón, pero desafortunadamente no todos los hombres tienen la costumbre de pedir perdón y de terminar con cosas o actitudes que ofendan al Señor. Ese cine que proyecta películas desaconsejadas, una conversación salida de tono, cuando se leen noticias en las que se informa de alguien que asesina o secuestra, cuando te enteras de alguien que roba o engaña, cuando pasas por delante de uno de esos sitios en los que se ofende a Dios, ¿te acuerdas de pedir perdón por esa gente que no sabe lo que hace? ¡Jesús perdónales porque no se dan cuenta!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de o que has leído. Después termina con la oración final.

Propósito: En vez de escuchar música, dedicaré un buen tiempo para conversar con mis familiares o mis amigos.

Jueves, marzo 31, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Jeremías 7:23-28
Salmo 95:1-2, 6-9
Lucas 11:14-23

Héroes anónimos. "Soy consciente, rezaba Newman, de que a pesar de mis faltas, deseo vivir y morir para gloria de Dios. Deseo entregarme completamente a Él como instrumento suyo para la tarea que quiera y a costa de cualquier sacrificio personal".
Hoy puedes hacer tuya la oración de Newman, converso inglés que tanto hizo por la Iglesia de su país: ¡Señor, aunque no valga nada, aquí estoy para hacer, por Ti, lo que quieras!
Te copio parte de un artículo de B. Tierno y te animo a que quieras ser, haciendo favores "normales", un héroe anónimo: "Jamás pensé que estar en contacto con la enfermedad y el sufrimiento de los demás podría hacerme tanto bien. Estando de camillero en Lourdes, una señora, medio ciega y sin piernas, rezaba el rosario. Como advertí preocupación en su rostro, le pregunté qué le apenaba. Ella me respondió: "Me entristece este pobre hombre de la camilla de al lado". Se me hizo un nudo en la garganta y pensé, ¡Dios mío! Ella sí que está físicamente mal y, sin embargo, no piensa en sí misma.

Esta aleccionadora experiencia me la contaba hace unos días en San Sebastián el propio protagonista, Luis, un hombre de mediana edad que, desde hace años, junto con su esposa, asiste como camillero voluntario a los enfermos que peregrinan a Lourdes. Tantas personas anónimas, la mayoría donantes de sangre, como Luis, que no desaprovechan la menor ocasión que se les presenta para ayudar según sus posibilidades, son héroes anónimos.

Tú nos explicaste que lo que hacemos con los demás lo hacemos contigo. Por eso trataré de ser generoso, Jesús, con los demás. En concreto estos días de Cuaresma procuraré hacer muchos favores. Recuérdamelo, por favor, y que sepas que los haré por amor a ti y a ellos. ¡Cada día, al menos, un buen favor!

Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Propósito: Hoy usaré internet solamente para aquellas cosas relacionadas con mis estudios o trabajo.

Viernes, abril 01, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Oseas 14:2-10
Salmo 81:6-11, 14, 17
Marcos 12:28-34


Acción de Gracias. Como sabes, cuando comemos algo, durante un rato sigue siendo lo que es, pero pasado un tiempo pierde su identidad y lo convertimos en organismo de nuestro cuerpo. Por eso, después de comulgar y por un tiempo aproximado de diez minutos, tenemos a Jesús dentro de nosotros, al mismo que convertía el agua en vino, que sanaba a ciegos y cojos, al mismo que murió clavado en la Cruz para perdonarnos de nuestros pecados. Por eso, ¿por qué no aprovechas al acabar la Misa para quedarte un rato sentado hablando tranquilamente con Él, que está físicamente dentro de ti? Es el mejor momento para darle gracias por todo lo que te ha dado en tu vida, para pedirle por tus familiares y amigos, para pedirle perdón por tus pecados y para pedirle que te ayude a sacar adelante aquellas cosas que necesitas.

¡Gracias, perdón y ayúdame más!


Continúa hablándole a Dios con tus palabras

Propósito: Buscaré descubrir a Dios en todo, usando con naturalidad formas como: «gracias a Dios», «si Dios quiere», «que Dios te bendiga», «que Dios te pague».

Sábado, abril 02, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Oseas 6:1-6
Salmo 51:3-4, 18-21
Lucas 18:9-14


Saludar Sagrarios. Muchos decían a santa Teresa que les hubiese gustado vivir en los tiempos de Jesús. Ella les respondía que no entendía bien por qué, pues poca o ninguna diferencia había entre aquel Jesús y el Jesús que está en el Sagrario.
Dale gracias por haberse quedado. Pero dáselas con obras. Cada vez que haces una genuflexión delante del Sagrario, que la hagas bien y diciéndole por dentro: ¡te amo, Jesús; gracias! Que comulgues bien preparado y muchas veces, siempre que te sea posible. Que le visites todos los días...

Si cuando realizas un viaje en coche, en metro, en autobús, te fijaras en la cantidad de iglesias que dejas por el camino, te darías cuenta de que el Señor está en muchos sagrarios que te pasan desapercibidos. Pero no hace falta irse de viaje. Tenemos al Señor muy cerca de nosotros: en el oratorio del colegio, en la iglesia que podamos tener al lado de casa...

Te recomiendo un propósito: cada vez que pases cerca de una iglesia dile al Señor en el sagrario: ¡Jesús, sé que estás ahí!; o le puedes rezar una comunión espiritual: Yo quisiera, Señor, recibiros, con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras


Propósito: Antes de cada comida bendeciré los alimentos.

Domingo, abril 03, 2011
Cuarto Domingo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:

I Samuel 16:1, 6-7, 10-13
Salmo 23:1-6
Efesios 5:8-14
Juan 9:1-41 o Juan 9:1, 6-9, 13-17, 34-38


Dolor de los pecados. ¿Qué crimen tan brutal ha cometido este hombre, que ha tenido que pagarlo con una muerte tan horrorosa? ?Preguntó un mahometano a un sacerdote refiriéndose a un crucifijo que tenía en la mesa. - Él no cometió ningún crimen -respondió éste?; era completamente inocente.

- Pues, ¿Quién lo clavó en este madero?

- Fuimos nosotros los hombres quienes lo hicimos con nuestros pecados ?exclamó con tristeza el sacerdote.

- Ahora comprendo - añadió lleno de compasión el mahometano? por qué tienes siempre la imagen del crucificado.

¿Has pensado alguna vez que el pecado supone volver a crucificar al Señor? El Señor espera, una vez que nos ha redimido, que le amemos con obras. Y amar a Dios supone también decirle muchas veces: ¡lo siento! Procura, cuando vayas a preparar tu confesión, pedir mucho perdón a Jesús por los pecados, y también pídele que te dé dolor por ellos, dolor de amor.

Si tienes a mano un crucifijo ahora, pue des hablar con Jesús en la Cruz comentando esto; Jesús, que no me acostumbre a verte crucificado; cada vez que vea un crucifijo trataré de acordarme de decirte: ¡Te amo!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

Propósito: Dedicaré unos 10 minutos del día para leer la Biblia.

20/3/11

Para orar: Segunda semana de Cuaresma

Lunes, marzo 21, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Daniel 9:4-10
Salmo 79:8-9, 11, 13
Lucas 6:36-38

Amar al enemigo. Perdonar todo y siempre. El 13 de mayo de 1981, fiesta de la Virgen de Fátima, miles de personas acuden a la plaza de San Pedro para ver a Juan Pablo II. Una niña rubia con un globo azul levanta sus manitas al Papa, que la toma en sus brazos y la levanta en alto sonriente. "Nada hacía presentir (comenta el secretario del Papa, don Estanislao) lo que iba a suceder. Cuando el Santo Padre daba la segunda vuelta a la plaza, el turco Alí Agca disparó contra él, ( ... ). Yo estaba sentado como de costumbre detrás del Santo Padre, y la bala, a pesar de su fuerza, cayó entre nosotros en el automóvil, a mis pies. La otra rozó el codo derecho, quemó la piel y fue a herir a otras personas ( ... )".

"¿Qué pensé? Nadie creía que una cosa así fuera posible ( ... ) Vi que el Santo Padre había sido alcanzado. Entonces le pregunté:

¿Dónde está herido?" Me respondió: "En el vientre". Todavía le pregunté: "¿Es doloroso?". Y me respondió: "Sí"."

"El Santo Padre no nos miraba. Con los ojos cerrados, sufría mucho y repetía breves plegarias exclamatorias. Si no recuerdo mal, eran sobre todo: "¡María, Madre mía! ¡María, Madre mía!”

"Cuando llegamos al hospital todo era confusión. Una cosa era prepararse para recibir a un Papa, y otra verle llegar exangüe e inconsciente La operación duró cinco horas y veinte minutos, el pulso era casi imperceptible. Todos temíamos lo peor. Le administré el sacramento de la Unción, justo antes de la intervención. El Santo Padre estaba inconsciente."
"La esperanza renació durante la operación gradualmente. Al principio parecía que la muerte era inevitable: el Santo Padre había perdido las tres cuartas partes de su sangre".
"Es extraordinario que la bala no destruyese en su trayectoria ningún órgano esencial. Una bala de nueve milímetros es un proyectil de una brutalidad inaudita. Para no causar daños irreparables en una parte tan compleja del cuerpo, tuvo que seguir una trayectoria improbable. Pasó a unos milímetros de la aorta. Si la hubiera alcanzado, habría sido la muerte instantánea. No tocó la espina dorsal ni ningún punto vital. Digamos, entre nosotros, milagrosamente. "

El Papa estuvo en serio peligro de muerte hasta el 15 de julio. Pero en cuanto pudo, Juan Pablo II se desplazó hasta la cárcel donde estaba prisionero Alí Agca, quien le disparó. Habló con él, a solas, durante mucho tiempo. Le perdonó. Le ayudó.

Señor, qué ejemplo para mí. Como Tú, que perdonaste desde la Cruz a los que te crucificaban: "Perdónales, Padre". iQue perdone siempre! ¡Ayúdame! Como cristiano no puedo guardar rencor nunca, me hagan lo que me hagan.


Continúa hablándole a Dios con tus palabras

Lunes II semana de Cuaresma: Daré algo mío a alguien que lo necesite más que yo.

Martes, marzo 22, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Isaías 1:10, 16-20
Salmo 50:8-9, 16-17, 21, 23
Mateo 23:1-12

Callar. Después de ser condenado, Pilatos ordena que azoten a Jesús. Dos soldados brutales descargan toda su fuerza sobre la espalda de Jesús. Noventa golpes pueden contarse en la sábana santa. Cada látigo tenía varias cuerdas y la punta de las cuerdas poseía pequeños trozos de plomo sin pulir, con puntas y salientes que hirieron todo el cuerpo de nuestro Dios. Jesús lo sufrió por ti y por mí. Era tan doloroso que muchos de los condenados morían en la flagelación. María, nuestra madre, lo ve todo y sufre, pero se calla, porque quiere que Jesús nos salve y para ello debe morir.

Madre, haz que sepa callar; no contestar a mis padres, no protestar, no decir siempre la última palabra. Aunque sea injusto, o tenga motivos para protestar.. que me calle. También Tú podrías haber dicho muchas cosas, y te callaste. Me cuesta pero ayúdame: que sepa callar.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

Martes II semana de Cuaresma: Cumpliré con mis responsabilidades con alegría y sin quejarme.

Miércoles, marzo 23, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Jeremías 18:18-20
Salmo 31:5-6, 14-16
Mateo 20:17-28

Se curó el monstruo. Lo escribía J. Urteaga: "Ocurrió en un pueblo español. Intervienen como protagonistas: un muchacho enfermo, su familia, una ermita dedicada a Santa María y muchas súplicas.

El chico tiene 14 años, era alegre, dinámico, dicharachero, incapaz de estarse quieto un instante, deportista...; en muy poco tiempo el muchacho ha sufrido un cambio espectacular. Una parálisis progresiva le tiene inmovilizado en un sillón de ruedas. Toda aquella alegría contagiosa se ha transformado en un infierno, especialmente para la familia; en lo humano es inútil, en lo espiritual un pequeño monstruo egoísta. Todos deben servirle, cuidarle, atenderle, desvivirse por él. Todo es poco.

Una luz se ha encendido en el alma de su madre. Le llevaran a la ermita. Rezarán a la Virgen. Le pedirán su curación. Se hará el milagro.

Llegó el día. Ante la reja hay una madre que habla en voz alta con la Virgen, sin que le importe ni poco ni mucho que haya gente en su entorno.

¡María, tienes que cuidar a mi hija! ¡Es mi pequeña! Cúrala María. Que fallen los diagnósticos. ¡Qué no sea cáncer! Esta niña es todo lo que tengo en mi vida. ¡Cómo te la vas a llevar! ¡María, que no sea cáncer! Ella también te lo pide. Me ha dicho que venga a rezarte a la ermita. ¡Anda, María, que no sea cáncer!

Poco después, aquella madre angustiada, santiguándose, abandonó la reja de la ermita.
Es ahora cuando la otra madre, la de nuestro muchacho, se acerca para decirle, al tiempo, con miedo y con dulzura:

¡Hijo!, ¿ya has Pedido a la Virgen...?

Y se realiza el portento.

- Sí, mamá. He pedido la curación... He pedido a la Virgen que no sea cáncer.
Señor, a veces yo también soy un auténtico monstruo por el egoísmo. Si ser cristiano es parecerse a Ti..., me tienes que cambiar. ¡Qué piense en los demás! ¡Qué haga más por los demás que por mí! ¡Qué ayude, que haga favores, que me dé cuenta de lo que necesitan o de lo que podría alegrarles! ¡Cúrame, Madre mía, y dame mi corazón generoso! Gracias.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

Miércoles II semana de Cuaresma: Haré un acto de caridad sin que nadie se de cuenta.

Jueves, marzo 24, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Jeremías 17:5-10
Salmo 1:1-4, 6
Lucas 16:19-31

Vocación. El director de una película de cine está ocupado en la tarea de escoger una actriz para protagonista de la película. Está sentado frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas docenas de fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de un rato, escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su secretaria: "Sí, éste es el tipo de mujer que necesito, llámela y cítela aquí mañana". Ni que decir tiene que hay una inmensa diferencia entre un director cinematográfico y Dios, entre Hollywood y el Cielo. Con todo, a través de este ejemplo podemos hacernos una idea de la razón de ser de nuestra existencia. Allá, en lo más profundo de la eternidad, Dios planeó el universo entero y escogió a los protagonistas del gran argumento que habría de desarrollarse hasta el fin de los tiempos. Ante su divina mente fueron desfilando las fotografías de las almas ilimitadas en número que él podía crear.

Cuando se topó con tu imagen, se detuvo y dijo: "Quiero darle mi vida a esta persona, para que sea feliz. La necesito para que desarrolle un papel único, personal, y luego, goce de mi presencia durante toda la eternidad... Sí, la voy a crear". Ahora ya sabes cuál es tu misión. Eres el protagonista. De que tú hagas o dejes de hacer lo que Dios ha pensado para ti depende que muchas personas sean felices o no, se salven o no. Tus amigos necesitan que les ayudes a conocer a Jesús.

Madre mía, que como tú, diga a Jesús que sí en los planes que Él tiene para mí. Señor, quiero lo que quieras, quiero cuando quieras, quiero como quieras, quiero mientras quieras.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído, Después termina con la oración final.

Jueves II semana de Cuaresma: Leeré un pasaje del evangelio sobre la Pasión de Jesús para conocer más de Él.

Viernes, marzo 25, 2011
La Anunciación del Señor (Solemnidad)



Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:

Isaías 7:10-14; 8:10
Salmo 40:7-11
Hebreos 10:4-10
Lucas 1:26-38

Amar hasta el martirio. Los bandidos encuentran al padre Bressini en Canadá con un ladrón que se acababa de convertir al cristianismo, y a los dos los torturan. Fue un martirio lento y refinado: Un día es una uña arrancada, al día siguiente la falange de un dedo y así durante semanas. El padre Bressini mandaba escribir así al Superior de los jesuitas: "No me queda más que un dedo entero, me han arrancado algunas uñas con los dientes. En seis veces han quemado seis falanges. Sólo en las manos me han aplicado el fuego y el hierro más de dieciocho veces y me obligaban a cantar durante el suplicio".
Cuando le tocó el suplicio al ladrón decía: "Padre Bressini, ya no puedo más. Veo que voy a flaquear. ¡Pronto, pronto, Padre, muéstrame tus manos! Ellas me dicen cómo hay que amar a Dios".

Cuando miramos un crucifijo, al ver clavadas las manos y los pies y la cabeza con las espinas deberíamos decir como el joven ladrón:

"En tu Cruz veo cómo me has amado, Señor. Tus llagas me darán fuerzas para seguir aguantando ¿amando? las pequeñas cruces que permitas en mi vida".

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

Viernes II semana de Cuaresma: Rezaré el Vía Crucis.

Sábado, marzo 26, 2011
Tiempo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:

Miqueas 7:14-15, 18-20
Salmo 103:1-4, 9-12
Lucas 15:1-3, 11-32

No mucho: ¡todo! Habrás visto la película de "Los 7 magníficos": A Yul Briner le quieren contratar unos mejicanos para que les defienda de unos bandidos; son campesinos; muy pobres. Le ofrecen todo lo que tienen, envuelto en un paño. Yul lo ve y dice: "Siempre me han ofrecido mucho, pero nunca todo". Aceptó, ¡claro! Dile ahora a Jesús: Con lo que Tú me amas (has dado la vida por mí), no puedo quedarme corto dándote sólo muchas cosas; te doy toda mi vida: quiero todo lo que Tú quieras.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

Sábado II semana de Cuaresma: Rezaré un misterio del Rosario por los sacerdotes y misioneros.

Domingo, marzo 27, 2011
Tercer Domingo de Cuaresma

Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:

Exodo 17:3-7
Salmo 95:1-2, 6-9
Romanos 5:1-2, 5-8
Juan 4:5-42 o 4:5-15, 19-26, 39-42

Tres formas de hacer daño a Dios. Hay tres formas de hacer sufrir y llorar a una madre. Además de la más elemental, que sería atacarle a ella directamente: golpeándola o insultándola, hay otras dos en las que le podemos hacer sufrir igualmente. Una de ellas es hacer algo malo a mi hermano. Si yo le doy una paliza a un hermano mío, y mi madre se entera, le dolerá incluso más que si le maltrato a ella.

Otra forma de hacerle sufrir es hacer algo que sea malo para mí, algo que me empeore. Como mi madre me quiere eso le dolerá. Imagínate que ve cómo te cortas un brazo: no lo aguantaría.
Dios te ve siempre -no como un espía sino como alguien que te quiere mucho- y sufre cada vez que te ve hacer algo QUE HACE DAÑO A OTRA PERSONA, porque esa otra persona es hija de Él y cada vez que te ve HACERTE DAÑO A TI MISMO, y cada vez que te ve hacer algo QUE LE HACE DAÑO A ÉL. Por eso es bueno que todas las noches, cuando te acuestes, hagas un repaso del día, un examen de conciencia, y pidas perdón a Dios por esas cosas que Él ha visto y no le han gustado.

El examen de conciencia lo puedes hacer así: ¿Cómo me he portado con Dios? ¿Cómo me he portado con los demás? ¿Cómo me he portado conmigo mismo? Dios mío, a partir de ahora haré el examen todas las noches. Y te pediré perdón por el daño que haya hecho cada día de alguna de estas tres formas. Y también te agradeceré tu compañía. ¡Recuérdamelo!, y gracias.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

III Domingo de Cuaresma: Invitaré a misa a algún familiar o amigo que esté alejado de Dios.